martes, 22 de junio de 2021

LO PRIMERO QUE HAY QUE VER AQUÍ...

 LA VIDA: ESA INTENSA FICCIÓN BREVE (FOTOGALERÍA)

UN GÉNERO QUE CONSTRUYE COMUNIDAD

TALLER DE MICROFICCIÓN EN LA UNS

VIDEOCUENTO: 'RAÍCES'

martes, 1 de junio de 2021

UN GÉNERO LITERARIO 
QUE CONSTRUYE COMUNIDAD


Este espacio nace con la primera Clínica de Microficción que compartimos en la Casa Lugones de la Sociedad Argentina de Escritores, crece en la Fundación Jorge Luis Borges y se multiplica en la Feria Internaconal del Libro de Buenos Aires. Los senderos se bifurcan por cualquier ciudad o país con cada Taller presencial o virtual que proponemos, y con los textos de infinidad de colegas que comparten nuestra pasión. 
     La sede geográfica está en el Espacio de Letras El Aleph, Bahía Blanca, Argentina, generador de talleres y eventos microficcionistas en permanente renovación desde 1985. Allí hace ya tiempo recibimos el estímulo de maestros, colegas y amigos como quienes aparecen en la imagen, y varios más. 
     Nuestro quehacer no busca cerrar ningún tema con respuestas definitivas: preferimos abrir posibilidades de exploración compartiendo preguntas estimulantes. Y difundir microcuentos sin fronteras. 
     Si te interesa partcipar de estas actividades o compartir creaciones, inquietudes, emprendimientos y saberes sumate escribiendo a tallerelaleph@yahoo.com.ar


TALLER DE MICROFICCIÓN EN LA UNS


Hacer un Taller es justo eso: construirlo. Te invitamos a crear entre semejantes, en un espacio amigable, sobre un tema que apasiona, generando obras para compartir. 
Microficción: un Taller a distancia que nos acerca. Seguilo por zoom con material complementario en este blog

'RAÍCES'
 

Microficción de Eugenio Mandrini por Edgardo Ariel Epherra

ÍNDICE DE TEMAS ESPECÍFICOS 

Los que siguen son los títulos de este blog recomendados para quienes cursan el Taller de Microficción de la UNS, y para nuestros lectores en general:

- Por definición (el territorio de la brevedad) 
- Del texto más breve al más famoso
- Videomicro 'El alquimista'
- Leer a los mejores
- Repensando el géneo (Raúl Brasca)
- Microrrelato anglosajón
- 'El dinosaurio': ¿sobrevaluado o genial?


   POR DEFINICIÓN

Clara Obligado (escritora y crítica argentino-española): los microrrelatos son vértigo, seducción, vislumbre; el lector debe rematar su efecto, entrar en un proceso delicado de lectura desentrañadora y reiterada. Y resumirlos es sumarles palabras.

Fernando Valls (crítico español): el microrrelato es un género narrativo breve que cuenta una historia (principio este irrenunciable) en la que impera la concisión, la elipsis, el dinamismo y la sugerencia (dado que no puede valerse de la continuidad), así como la extrema precisión del lenguaje, que suele estar al servicio de una trama paradójica y sorprendente. A menudo, se presta a la experimentación y se vale de la reescritura o lo intertextual; tampoco debería faltarle la ambigüedad, el ingenio ni el humor.

Enrique Anderson Imbert (autor y crítico argentino): es un fruto redondo, concentrado en su semilla.

Diego Muñoz Valenzuela (autor chileno): es una pieza narrativa mínima, de alto potencial estético y plena en signifcados subterráneos. Importa más la concisión que la brevedad.

Andrés Neuman (escritor argentino-español): textos concebidos a partir de una elipsis muy ostensible, una sintaxis por lo general económica y una estructura esquemática precisa y cerrada, aunque su efecto sea, a veces, el de quedar abierto.

Francisca Noguerol (crítica española): la microficción es una forma narrativa breve, que raramente supera la página de extensión y se diferencia del cuento tradicional por sus tramas ambiguas, personajes abocetados, lenguaje multívoco y fnales sorprendentes.

Lauro Zavala (crítico mexicano): género híbrido con elementos extraliterarios, intertextual, irónico, autónomo, serial, lúdico y alegórico.

Raúl Brasca (autor y crítico argentino): pieza en prosa compuesta de pocas palabras y elocuente silencio concebida para ser completada por el lector y disparar en él una o varias posibilidades de sentido.

Violeta Rojo (crítica venezolana): artefacto literario mínimo, des-generado, proteico, intertextual, que necesita la activa participación del lector y es muy difícil de defnir.

David Lagmanovich (crítico argentino): son cuentos concentrados al máximo, bellos como teoremas […] que ponen a prueba nuestras maneras rutinarias de leer.

Pía Barros (autora chilena): el máximo de signifcado, con el mínimo de significantes… y mucha inteligencia.

DEL MÁS BREVE AL MÁS FAMOSO 


EL ALQUIMISTA

Microficción de y por Edgardo Ariel Epherra

LEER MÁS PARA ESCRIBIR MEJOR

Ya sea por puro afán de goce, por inquietud intelectual o por enriquecer la propia escritura (todo debiera ir junto) es imprescindible frecuentar la mayor cantidad y calidad de referentes de este género:

· Italo Calvino. Publicado en español por primera vez en la colección Minotauro, como un libro de ciencia ficción: 'Las ciudades invisibles'.
· Marco Denevi, escritor argentino: con sus Falsifcaciones demostró las mil maneras de aprovechar los conocimientos del lector para completar el sentido de un microrrelato. 'El jardín de las delicias: mitos eróticos', no le va en zaga.
· Juan José Arreola, el genial autor mexicano es autor de los textos más poéticos y profundos, esparcidos en libros como 'Palíndromo' y 'Bestiario'.
· Augusto Monterroso, autor del más famoso microrrelato del mundo: lea (entre otros) sus 'Obras completas' y otros cuentos.
· Julio Torri: es el padre y primer antecedente del microrrelato iberoamericano, que escribe ya con todas sus características actuales.
· Ramón Gómez de la Serna es un escritor español autor de las famosasGreguería, a las que se considera antecedente directo del microrrelato actual.
· Franz Kafka: sus microrrelatos suelen publicarse combinados con textos más largos en todas las ediciones de sus 'Relatos completos'.
· Max Aub fue un escritor español-mexicano-francés-alemán, autor del famoso libro de microrrelatos 'Crímenes ejemplares'.
· István Örkény, autor húngaro. Imprescindibles sus 'Cuentos de un minuto'.
· Jorge Luis Borges. Con Bioy Casares publicó 'Cuentos breves y extraordinarios', primera antología del género en español. Otros microrrelatos están incluidos en sus libros de cuentos.
· Julio Cortázar. Por supuesto, 'Historias de cronopios y de famas', pero también micros que forman parte de otros libros de cuentos o de ensayos.
· Jean Cocteau tiene un libro delicioso en el que mezcla microrrelatos, reflexiones, comentarios. 'Opio' cuenta su internamiento en una clínica de desintoxicación.
· Fredric Brown. Sus super-short stories están publicadas como parte de sus libros de cuentos.

RAÚL BRASCA: REPENSAR EL GÉNERO

Decálogo del buen microficcionista

1) No te ajustes a definición alguna, la microficción no ha sido aun domesticada, pero lee mucho y bueno para vislumbrar de qué se trata.

 2) Dispones sólo de dos materiales: las palabras y el silencio, y debes lograr que ambos sean igualmente significativos.

3) Esfuérzate por escribir con la menor cantidad de palabras y la mayor cantidad de silencio, pero asegúrate de que tu microficción contiene las claves imprescindibles para ser comprendida. Si has logrado eso, detente: considera al lector tan inteligente como tú.

 4) Cuida la calidad de tus palabras, la arquitectura y la música de tu microficción. Mucho más que la novela y el cuento, y casi tanto como el poema, la microficción alcanza su potencia por medio de la forma.

5) Cuida la calidad de tu silencio, si es elemental y falto de sustancia, tu microficción será una pieza menor que decepcionará a los buenos lectores.

6) Si has cumplido con los puntos anteriores, despreocúpate del final pero preocúpate por la última línea. El final es el sentido y lo produce el lector, pero tú última línea debe habilitarlo para que lo haga.

7) Si tu microficción contiene una historia, cuídate del resumen. Ninguna buena microficción es el esquema de una historia, ni siquiera lo esencial de ella. Un detalle objetivamente trivial pero cargado de significado por el autor, dice más y mejor que la prolija enumeración de los hechos.

8) Si tu microficción es humorística, cuídate de la simpleza del chiste. El silencio del chiste es elemental: se agota en permitir el equívoco y tiene como única finalidad esconder un sentido de efecto risible. El silencio de la microficción humorística no tiene por qué ser menos sustancioso y complejo que el de las que no lo son.

9) Confía en tu impulso creador. Todas las microficciones hijas de un mismo impulso creador, por heterogéneas que parezcan, pertenecerán a una misma familia. No dejes que te las impugnen, porque en la variedad está su riqueza.

10) Desconfía de los sabihondos que escriben decálogos. En general, los decálogos sirven solamente para publicitar la poética de quienes los escribieron.

Este ecálogo se publicó en la página especializada Cuentos y más que, a su vez, lo toma de la Revista Electrónica “El cuento en red“, Nº 25, primavera 2012. 

También se atribuye a Brasca un compilado diverso de reflexiones sobre el género del cual es referente mundial:  

- Un microcuento es una historia mínima que necesita entre pocas líneas y una página para ser contada. Estándar ideal sugerido: Media página. Es síntesis de una historia (jamás resumen de un argumento).

- Un microcuento no es una anécdota, ni un chiste, ni una ocurrencia. Como todas las narraciones literarias, el microcuento es una historia significativa, tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio: cómo se resuelve el conflicto que se plantea.

- Habitualmente el período de tiempo que se cuente será corto. Es decir, no transcurrirá mucho entre el principio y el final de la historia. Y conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

- El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

- Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

- Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por eso el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que ya forme parte de la historia y, con una extensión mínima, encierre algo importante. Incluso el desenlace.

- Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener significado de orden superior. Es decir: cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

- Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y el intento de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Igual que en el cuento de extensión común, todo lo que pueda mostrarse ‘sucediendo’ no se debería explicar.

- Se debe pensar distinto, no conformarse, huir de los lugares comunes. No se escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces. Que haya ocurrido en la ‘vida real’ no garantiza que sea una verdadera obra de arte literaria. En todo caso hay que tratar de contarlo diferente, con lo cual ya será otra historia. Hacer ficción, contar cuentos, es haber incorporado los conceptos básicos del género y poder aplicarlos en la escritura personal. Y hacer microficción es alcanzar el máximo nivel de síntesis narrativa.

MICRORRELATO ANGOLSAJÓN  

“UNA HISTORIA SOBRE EL CUERPO”

El joven compositor, que trabajaba ese verano en una colonia de artistas, la había observado durante una semana. Ella era japonesa, pintora, tenía casi sesenta y él pensó que estaba enamorado de ella. Amaba su trabajo y su trabajo era como la forma en que ella movía su cuerpo, usaba sus manos, lo miraba a los ojos cuando daba respuestas divertidas y consideradas a las preguntas de él.

Una noche, volviendo de un concierto, llegaron hasta la puerta de su casa y ella se volvió hacia él y dijo: «Creo que te gustaría tenerme. También a mí, pero debo decirte que he sufrido una doble mastectomía». Y cómo él no entendía, aclaró: «He perdido mis dos pechos».

La radiante sensación que él había llevado consigo en su estómago y en la cavidad de su pecho ––como música–– se marchitó de pronto y él se obligó a mirarla mientras decía «Lo siento. Creo que no podría».

Volvió a su propia cabaña a través de los pinos, y a la mañana se encontró un pequeño recipiente azul en el porche. Parecía estar lleno de pétalos de rosa, pero cuando lo levantó, vio que los pétalos de rosa estaban arriba; el resto del bol ––ella las había barrido, seguramente, de los rincones de su estudio–– estaba lleno de abejas muertas.

Microrrelato de Robert Hass (cuyo título original es A story about the body) de su obra Articulations: 'The Body and Illness in Poetry' (1994). Traducción: Ana María Shua. La estadounidense Lydia Davis fue la primera autora de microrrelatos en ganar un premio Pulitzer. Robert Hass -también norteamericano- ganó el Pulitzer, pero se lo considera poeta, porque durante mucho tiempo en Estados Unidos no hubo otra forma de clasificar las brevedades que bajo ese género.

EL DINOSAURIO: ¿TEXTO SOBREVALUADO O GENIAL?

«El dinosaurio» de Augusto Monterroso es uno de los textos más estudiados, citados, glosados y parodiados en la historia de la palabra escrita, a pesar de tener una extensión de exactamente siete palabras.
Este texto ha suscitado una gran diversidad de aproximaciones durante los años recientes, ya sea como motivo literario o bien como motivo de estudio, e incluso como motivo de reflexión política. En este último sentido, la imagen del dinosaurio ha sido identificada en México con ese personaje indiferente y calculador que todos conocemos en la vida cotidiana, que vive del tráfico de influencias y que es una herencia de la cultura política más antigua y primitiva.

Como motivo literario, «El dinosaurio» ha sido objeto de variaciones y ensayos en los que el texto es tomado como referencia inicial para la creación de diversos juegos. Estas variaciones incluyen versiones poéticas, continuaciones del texto, metacuentos y otras variantes a partir del tema propuesto por Monterroso, así como argumentaciones para reconocer textos aún más breves, para adaptar el texto a la ópera o para reconocer su carácter de extrema elipsis. 

Pero ¿cuál es, en síntesis, la razón por la que este texto tiene tal persistencia en la memoria colectiva? Después de leer los trabajos dedicados a su estudio, podríamos señalar al menos diez elementos literarios:

1) la elección de un tiempo gramatical impecable (que crea una fuerte tensión narrativa) y la naturaleza temporal de casi todo el texto (cuatro de siete palabras),

2) una equilibrada estructura sintáctica (alternando tres adverbios y dos verbos),

3) el valor metafórico, subtextual, alegórico, de una especie real pero extinguida (los dinosaurios) y la fuerza evocativa del sueño (elidido),

4) la ambigüedad semántica (¿quién despertó? ¿dónde es allí?),

5) la pertenencia simultánea al género fantástico (uno de los más imaginativos), al género de terror (uno de los más ancestrales) y al género policiaco (a la manera de una adivinanza),

6) la posibilidad de partir de este minitexto para la elaboración de un cuento de extensión convencional (al inicio o al final),

7) la presencia de una cadencia casi poética (contiene un endecasílabo); una estructura gramatical maleable (ante cualquier aforismo),

8) la posibilidad de ser leído indistintamente como minicuento (convencional y cerrado) o como micro-relato (moderno o posmoderno, con más de una interpretación posible),

9) la condensación de varios elementos cinematográficos (elipsis, sueño, terror) y,

10) la riqueza de sus resonancias alegóricas (kafkianas, apocalípticas o políticas).

Estas razones muestran que los lectores tenemos aún la posibilidad de realizar múltiples lecturas de «El dinosaurio» y seguir tomándolo como motivo literario y como motivo de estudio, pues ése es el privilegio y en eso consiste la placentera responsabilidad de la lectura literaria.
FuenteLauro Zavala, profesor investigador titular de la Universidad Autónoma Metropolitana, México. Fragmentos del prólogo para la edición crítica de «El dinosaurio» de Augusto Monterroso; México, Alfaguara Juvenil / Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, 2002.

 CUANDO LA MICROFICCIÓN TIENE LARGA HISTORIA

Clara Obligado y Juan Casamayor a través de la Editorial Páginas de Espuma presentaron para todo el mundo vía zoom una celebración especial: las dos décadas de recorrido del libro 'Por favor sea breve'. Raúl Brasca, Luisa Valenzuela, Ana María Shua, Pía Barros, Dina Grijalva y muchos más en grandísimo elenco participaron de una reunión virtual imperdible, que puede rastrearse en redes por estos días. Aunque, como siempre, lo mejor será el libro...

sábado, 22 de mayo de 2021

"CIUDAD DEL ACUERDO"

PASAJE DEL II FESTIVAL 
INTERNACIONAL DE MICROFICCIÓN

Microcuentos del escritor argentino Roberto Perinelli

lunes, 8 de febrero de 2021

Ciclo de reportajes sobre el género breve

“LA MICROFICCIÓN ES UN JUEGO DE LLAVES”



Entrevista de Piero De Vicari a Edgardo Ariel Epherra

1/ Según tu opinión, ¿qué rasgos identifican a la microficción por sobre el resto de los otros géneros literarios? 

Además de la imperativa concisión (lo breve y preciso), narratividad, intertextualidad, polisemia, y esa vocación por el silencio y la entrelínea, existe algo muy paradójico: la microficción se diferencia de los otros géneros por la cantidad de vínculos que mantiene con todos ellos. Ningún otro reconoce tantos puentes (o canales o túneles secretos) desde donde se influye con todos los demás. La microficción es autónoma y peculiar pero indisociable de la poesía, el cuento, el ensayo, la crónica, el aforismo, los haikus, la novela, etc: desde siempre el género hiperbreve muestra tributos, influencias, deudas, usurpaciones, complicidades, cuando no memorables saqueos respecto a casi cualquier forma literaria. Es un género tan pequeño que en él caben todos. Por eso también es particular el tipo de autor y de lector que forja. Lo atestigua entre muchos ya clásicos un libro titulado “Antología del cuento breve y oculto” de Raúl Brasca y Luis Chitarroni.

2/ Si tuvieras que realizar una definición personal de la microficción con solo tres palabras, ¿cuáles serían?

La microficción es un “Juego de llaves”. El autor puede entrar, invitar a otros a breves espacios íntimos o misteriosos, y también puede perder el juego y quedarse afuera, solo. 

3/ ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Cómo llega a plasmarse la historia en tu microficción? 

Me confieso incapaz de describir esos procesos, porque justamente son plurales: cada historia que te captura marca sus necesidades y define la impronta. Uno se pasa la vida tratando de aprender las reglas del juego, y después todo es una larga paciencia, hasta tener ocasión de aplicar lo que haya estudiado, a pura intuición, aplicando eso que llaman el instinto en el instante. Allí cada uno ejercita la alquimia de forma y contenido, para ‘pronunciarse’ en una historia que lo definirá como autor (¿ven que no puedo explicarlo claro?). 

4/ Tenés en cuenta algún método en especial (selección, temática afín, etc.) al momento de preparar un libro de microficciones? 

No es el contenido sino la forma: me abandoné a la diversidad temática, porque reconozco que los microcuentos, aunque se los quiera encasillar o etiquetar por asunto, u otros ítems, expanden su universo semántico, quieren, saben, pueden decir más y lo hacen. Así que lo máximo que se los puede ‘acorralar’ es en un libro. Pero nunca serán dócil rebaño temático. Formalmente sí tengo una especie de modesta premisa: para cautivar al lector alcanza con tres líneas, para aburrirlo bastan dos y para confundirlo sobra con una. Así que me cuido de la polisemia; sé que la única diferencia entre un remedio y un veneno es la dosis. 

5/ Contanos sobre tus libros de microficción editados: ¿cumplieron el objetivo trazado al publicarlos? ¿cuál de ellos te dio más satisfacciones (por comentarios de los lectores o crítica)?

Me parece que un libro es en sí mismo el objetivo: disfruto al transitarlo, dejarme hablar por él, sentir cómo esa obra que estoy escribiendo me corrige. Y una vez parido (nuevamente sin trazarle planes, aunque uno tenga expectativas) el libro a uno lo lleva de la mano; es esa alfombra mágica que va a ponerlo frente a paisajes que ni sospechaba: permite conocer lugares, personas, descubrirse -con suerte- a uno mismo convertido en alguien un poco mejor. “La impura verdad” (ediciones Macedonia) me deparó una satisfacción doble (por su segunda edición aumentada) con críticas muy generosas dentro y fuera del país, de especialistas en el género, otros colegas y un puñado de lectores. 

6/ ¿Cómo ves a la microficción en tu país? Los lectores aumentan o disminuyen? 

La microficción en Argentina supone una “militancia de género” (te dediques o no a otros). Quien haya tenido la suerte de visitar algunos lugares no podrá evitar las comparaciones, y esto según se mire facilita entender ciertos fenómenos. Los autores y autoras de este país escriben, publican, interactúan, seducen, y adonde van “militan” por el género microficcionista: eso genera cantidad y calidad de lectores. En todo caso yo celebro que sea un género en expansión, que va decantando su preceptiva y recala cada vez más en los hábitos de la gente. Es verdad que en los trenes de Buenos Aires puede verse a muchos pasajeros sumergidos en novelas de 500 páginas más que en antologías de microcuentos, pero en foros, coloquios, bares y redes sociales la brevedad hecha ficción literaria marca tendencia (aunque contaminada por mucho ruido en lo virtual). Y es igual de cierto que en Santiago de Cuba, La Habana, casi todo el caribe afroamericano, la tradición oral favorece y multiplica la palabra; narradoras y narradores de toda edad llevan sus brevedades a convivir con la trova, y la microficción se cuela por las ventanas y vibra en las terracitas innumerables como el hecho más natural. Así que tal vez tenga razón Lauro Zavala cuando dice que la ficción brevísima será el modo de leer y escribir del tercer milenio. 

7/ Si tuvieras que elegir a los cinco microficcionistas que te han enseñado las cualidades más importantes del género y consideras de indispensable lectura, ¿cuáles serían? 

Mi amigo, iniciador y maestro Raúl Brasca y la entrañable Ana María Shua me brindan fuentes de relectura, consulta y provocación desde hace décadas, cuando tuve el privilegio de compartir con ellos actividades de difusión del microcuento en el sur argentino, desde Bahía Blanca. Ambos me develaron a los demás importantes microficcionistas que frecuento, y sus mismas obras son inagotables. Para responder esta pregunta enumero arbitrariamente a Borges, Macedonio Fernández y Juan José Arreola. Y si me hubiesen pedido a dos más habría dicho Luisa Valenzuela y Marco Denvi. Y… 

8/ ¿Estás trabajando en un futuro libro de microficción? ¿Cuál será su impronta? 

Con el título “Hay que pasar el infierno / milagros y andares de gente común ®” estoy paseando un puñado de microficciones en escenarios de aquí y allá, por este hábito de ganarme la vida (en todos los sentidos de la expresión) como escritor itinerante. El formato es cuasi obra teatral, con narración oral de historias propias, brevísimas, musicalizadas por el cantante y compositor Astor Vitali. Básicamente la “puesta” quiere sugerir que la vida no siempre puede explicarse, pero siempre se puede contar, y se debe cantar. Esa obra pronto será libro y disco. 

9/ Si tuvieras que darle un consejo a un joven escritor que se inicia en este género de la brevedad, ¿cuál sería? 

Si tuviera que dar consejos padecería una culpa crónica: de hecho cada día que uno vive y cada línea que uno escribe o lee lo modifican. Mi mejor versión de hoy sobre estas cuestiones puede ser objeto de arrepentimiento pasado mañana. Compartiré tres ideas ajenas que me siguen acompañando: Mempo Giardinelli sugirió decir lo que se tenga que decir, por sobre todo y siempre, pero a la vez no conformarse con eso y buscar la mejor forma posible, sin perdonarse el facilismo porque es condescender a la mediocridad. En igual dirección Abelardo Castillo habla de que “corregir es el permanente proceso de rectificación de uno mismo”. Para crear, para recrearse, para reinventarse, es decir para ser escritores, tenemos que corregir. Y también apelo a Isidoro Blaisten: uno ha madurado como autor cuando escribe lo que puede, corrige cuanto debe, y sabe cuándo decir “mejor no sirve”: ése es el momento de publicar una obra. 

10/ ¿Nos regalás una microficción inédita?

FICCIÓN DE VERDAD ®
Suena el despertador. Hoy me encierro a escribir un cuento fantástico: el que va a la oficina es un acto fallido del espejo del botiquín del baño.

COMO LA VIDA MISMA...

UNA INTENSA FICCIÓN BREVE E vocamos algunas de estas imágenes, que atestiguan los viejos buenos tiempos del abrazo real. Q ueremos tomar a...